Solfeo

Como algunos de ustedes sabrán, este año he recibido como regalo de Reyes un violín (hasta hace unos días se ha venido anunciando en esta su bitácora favorita). Junto con éste he conseguido otro regalo, pues además del instrumento me veo impelido a aprender a tocarlo (esto más que un presente es una obligación, de acuerdo, como tantas sorpresas que nos depara la vida), pues sería triste que lo usara sólo de adorno, por muy bonito que sea.

.Cesar. - Salto al vacio (Flickr)
.Cesar. - Salto al vacío (Flickr)

No quiero cometer ahora el error de aprender de oído, como me pasó con la guitarra (en aquellos tiempos no había tanta facilidad para todo, así que empezaron a enseñarme con números, a cada traste un número; si a eso añadimos a la amiga apatía que nunca nos abandona como fiel que es…), así que la obligación pasa a ser doble de golpe: no sólo tengo que aprender a tocar el violín sino que también pretendo llegar a leer solfeo.

Reflexionando sobre lo arduo que me resultará todo esto, termino entristeciéndome por no haberme visto obligado de pequeño a aprender música, para saber escucharla, catalogarla y criticarla, y también para poder leerla e interpretarla. Hablo de obligación del mismo modo en que llegamos a leer, a escribir, a aprender algo o mucho de nuestro mundo, a educarnos y culturizarnos, a todo eso que puede ser pesado y a veces útil e interesante si se tiene buenos docentes, a ese bagaje que caminará siempre dentro de cada uno y que es, en definitiva, lo que nos hace humanos en el buen sentido de la palabra.

Les mantendré informado de mis avances. Por el momento, sólo puedo ofrecerles una grabación del último concierto que ofrecí:

Sí, confieso que aquel día, aparte de necesitar un corte de pelo, estaba inspiradillo.

1 Comments

  1. Pingback: Bitacoras.com

Deja un comentario