De cómo un instante se extiende y fluye sin interrupción, para siempre y con placidez, según Luis Cernuda (Ocnos, Diario EL PAÍS, 2003, pág. 30):
[…] he visto cómo las horas quedaban inmóviles, suspensas en el aire, tal la nube que oculta un dios, puras y aéreas, sin pasar.