Incluso sin polisemia, rosa, tu nombre nos es oscuro

Albert Ferré (Artbel ) - Virutas de rosas (Flickr)

Definitivamente somos más tardos ahora que en los ochenta del XX: Umberto Eco ha decidido actualizar El nombre de la rosa para acercarla a los nuevos lectores y a las nuevas tecnologías. Según la crónica de Lucia Magi en El País, el escritor ha creído necesario aligerar «algunos pasajes y refrescar el lenguaje» para agilizar su lectura, para hacerla «más accesible a los nuevos lectores». En el mismo artículo y ya sin comillas se nos asegura que esto redundará en la adecuación del texto al siglo XXI.

¿De verdad ha cambiado tanto el habla en estos últimos años para que haya que «suavizar» la sintaxis y la semántica y que así los nuevos lectores sean capaces de entender lo que se escribió hace treinta años? ¿Qué hacemos entonces con el original del Quijote, lo abandonamos irremisiblemente en las estanterías y nos recreamos sólo con su versión en tebeo?

Claramente esto es un intento de revitalizar un «best-seller» para venderlo aún más y, obviamente, Umberto Eco y su editorial tienen todo el derecho a hacerlo. Lo triste es que una persona tan erudita e interesante como el semiólogo pierda su tiempo en la reescritura. Que lo haga Ken Follet no nos extraña, pero en el caso de Eco: ¿somos hipócritas al concederle menos derecho mercantilista? ¿O el primer paso en falso lo ha dado él con unas excusas pobres?

2 Comments

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  2. El gran problema, en la actualidad, es el empobrecimiento del verbo, las nuevas generaciones están cortas de expresiones y nos llaman empalagosos a los que buscamos hablar dentro de reglas lógicas. Como he leído en otro enlace, deberían incentivar la mejora de la cultura y no bajar la calidad de obras como tal…

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