En su columna de hoy en El País Semanal, Javier Marías compara la actitud de Israel en la reciente guerra en Gaza con la del individuo que abusa de su superioridad a sabiendas. Opina, en primer lugar, que quien se siente atacado está en su derecho de defenderse según su capacidad, pero que nunca es lícito abusar de la superioridad propia convirtiendo la defensa en un ataque mayor que el recibido, transformando el «ojo por ojo» en «ojo por ojo y oreja». El artículo, tal vez parafraseando una obra de Tolstoi y otra de Dostovievski, se titula Guerra y crimen.
Sin tomar una actitud maniquea, que siempre es la más fácil -desde ahí atrincherado se combate al enemigo con lo que se tenga y sin que importe nada-, expone lo que probablemente todos pensamos del asunto, a saber, que no hay un solo culpable ni una sola víctima, pero que la guerra declarada por Israel ha sido desproporcionada, que la táctica empleada, por su falta de tacto, su inconveniencia y su insentatez, no se corresponde con la que debiera emplear un país moderno y democrático.
Cito el cierre de Javier Marías para acabar:
«A un país, para ser civilizado y democrático, no le basta con celebrar elecciones libres. Esa condición se gana o se pierde día a día, en la manera de gobernar, y también en la de conducir una guerra. Israel hoy la ha perdido.»
(Después de publicar esta entrada he observado que olvidé incluir una postdata)
P.D.: Pista para una entrada futura: Javier Marías ha utilizado en el artículo la palabra «acercanza».
Falsa memoria 
2 Comments