¡Tetas fuera!

Fue un duro golpe verla aparecer en la pantalla: la serie era ya demasiado fantástica y divertida y, aunque repetitiva, ¡qué más nos daba que la línea argumental fuese siempre la misma! Aparece el malo, parece que va a ganar, llega Mazinger y acaba venciéndole. ¡Qué sabíamos entonces de línea argumental y otras zarandajas! Lo único que importaba era divertirse y con esos dibujos animados, tan extraños entonces, lo conseguíamos.

Afrodita A
Fotograma de «Aphrodite A (Show Cartoon TV) – Intro (1.973 – 1.974)» – youtube.com

¿Qué falta hacía ese personaje con forma de niña y colores de niña en un mundo de niños, de puños fuera, de justicia simple? No mucho, de hecho su personaje siempre estuvo supeditado al masculino, al del brutito. Y, ¿a quién se le podía ocurrir darle esos poderes, esas armas? ¿Acaso Mazinger tenía un «fuego de pito» o algo así?

Es cierto que eso de «¡pechos fuera!» podía ser vergonzoso, pero de algún modo ese significante empezó a entrar en nuestro vocabulario y, con él, esas curvas y esos colores se hicieron más familiares.

Efectivamente ésa es la misma arma de las autodenominadas FEMEN: mostrar los pechos, las tetas, mientras que gritan sus reivindicaciones. Y a pesar de que sus gritos y sus ademanes puedan parecer violentos, la verdadera violencia a la que someten a sus espectadores comienza cuando se quitan la camiseta y se muestran medio desnudas, en lugares donde no se acostumbra a hacer top-less (imagínense lo ridículo de este tipo de protesta en agosto en cualquier playa de Tarifa), dejando a quienes lo presencian sin saber qué hacer, mirar o no, reír o no, hasta que llegue alguien de seguridad y se las lleve detenidas, sin saber muy bien por dónde agarrarlas, aunque sea una mujer policía.

En su última acción en el Congreso de los Diputados interrumpieron un discurso del mojigato Ministro de Justicia. Ruiz-Gallardón callando parecía pensar en usar su mayoría absoluta para decretar la expulsión de esas sinvergüenzas a cualquier gulag en Ucrania:

Aquel a quien se dirige protestas así suele quedar burlado porque es la imprevisión de la escena, centrada en ciertos tabúes sociales generalmente relacionados con la sexualidad, la que desarma: yendo a a la playa uno no se sorprende de ver tetas, pero perorando en el Congreso de los Diputados sobre asuntos cuyo tratamiento,

Ven, desnúdate y gana

por mucho que se explique lo contrario, no responden a la verdadera situación del país ni interesan a los ciudadanos, no se espera esa imagen que, por ello, resulta tan violenta para esos políticos desconcertados quedando tan fuera de lugar, esos moralistas que se resbalan sobre su propia mierda.

Una polémica similar: las fotos de Gonzalo Orquín de besos entre homosexuales en el interior de iglesias católicas en Roma cuya exhibición se ha parado por presiones del Vaticano.

Deja un comentario